27.11.08

Escribiendo dentro de un hueco

En uno de esos huecos de la vida que les dicen recuerdos, me hundí. Y me pareció extraño estar rodeado de la misma cosa incierta por todos lados y sólo ver una lejana salida arriba de mí. No me asusté, ni me amilané, ni mucho menos me puse a llorar. -¡No! eso es para cobardes- me decían en tierra firme antes que cayesen los meteoritos. Así que me quedé así, en posición fetal, esperando algo.

Un ser saltarín -que no es un buen bailarín como antes yo creía- acosaba a una chica de tutú crema con larguísimas alas que no sabía usar, ni para escapar. Él evadía los cráteres de la vida con mucha facilidad. Podría decirse que volaba mientras quería caminar bailando la música que la emisora "Circunstance" ponía de ambiente. Esos ritmos que sometían a todos a moverse de manera similar. Pero este tipo no, nada que ver, bailaba la música de Circunstance como nadie, como si la gravedad de ésta no le afectara; y por eso la chica corría, como asustada, porque nadie puede -o ¿debe?- hacer eso. -¡Nadie!- remarqué

Yo miraba el cielo y me agarraba las rodillas, incubándome. Decidí escribir en las paredes, hechas de incertidumbre, alguna historia para que ese cráter no quede vacío. -Igual nadie lo verá-. Pensé en la chica de alas largas y tutú crema, con el traserito al aire en cada salto gimnástico y con la expresión aterrada al ver algo no humano caer en un agujero. -Espero que se acerque a ver este hueco y que no piense que soy otro meteorito como aquellos, sino un ángel que sabe que para volar hay que quitarse las alas, porque pesan mucho-

-Algún día otro meteorito nos caerá encima, a la chica o a mí, y ya no habrá alas, ni otras cagadas; pero espero que siempre haya un tutú que pueda ver, y algo de viento no le iría mal a este ser, mientras se acuerda cómo volar al tutú de la bellísima muchacha, insuflado de vanidad a lo Monroe - Escribí. Y me resigné al hueco decorado de letras de barro.


**(Si este fuese un diario, esta es la solapa)

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