10.5.09

Ajedrez I

Una casilla negra, como siempre que se ve uno encerrado

En la bondad de la familia que enternece el corazón

En la perversa deslealtad del que está en frente

Que luchara conmigo como caballero hasta la muerte

Es un dado plano, esa casilla, esta mano que mueve a su suerte

Se hace más blanca y cegadora la bondad celestial del perdón

Y se quitan perversamente las vísceras ausentes de este renglón

Para suavizar la acolchonada recepción de mi corazón

Atravesado por tu asquerosa daga, pues la vida paga

La regalaré dadivosamente con lo que haga

Incrustándote en la vista, tus acciones escarbadas

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