11.5.11

Mezclarte

Si te sientas y te acomodas te diré en qué consiste el juego. Tengo una hoja de papel aquí a mi derecha. Mira, yo desde hace mucho tiempo tengo dos... molestias, que se relacionan con lo que vamos a hacer a continuación. Digamos que más que molestias son capacidades: tengo mucho qué escribir, a diario se me ocurre algo grandioso, y es como una enfermedad. No quiero que pare, pero me remuerde la conciencia que esté siempre ahí. En este momento, por ejemplo, me ves tranquilo, aunque mi mente esté inquieta. Sacudiéndose. De repente se relaciona con un inicio de epilepsia que mis padres supieron mitigar de pequeño. El asunto es que es perturbador como un grupo de moscas en una habitación sin ventanas y con una puerta blanca en el techo, que solo se abre cuando coges una mosca, la envuelves en saliva y la colocas allí.

Puedes acercarte un poco más. Lo segundo también es una capacidad que me molesta. Soy capaz de aguantar una historia sin escribirla mucho tiempo... años. Tengo historias que tienen años haciéndome añicos; sé contener muy bien a este tipo bestias en mi mente. He aprendido a resignarme, a andar al margen y mentirme. Tengo que estar en movimiento para sentirme tranquilo. Y eso es lo que quiero hacer, aquí entras tú. Te he traído aquí y te he contado todo esto para que no pienses que esto no tiene mucha lógica. De hecho no la tiene, pero la vida está llena de sinsentidos, y uno tiene que dejarse llevar por ellos a veces.

Vas a desnudarte. Yo nunca he querido ser escritor, sabes, yo solo quiero vivir tranquilo. Así, es... ahora, sabes qué, si yo fuera mujer como tú, estaría cagada de miedo con un tipo como yo, estaría viendo con qué podría dar un buen golpe. Vas a hacer lo mismo de siempre, échate en la cama. No, no lo podemos postergar. Mira, no intentes irte ¿sí?, por favor. Además es en vano, está todo cerrado ¡cómo te va a asustar una pequeña navaja! Quédate quieta, te juro que no te va a pasar nada.

Es un juego, realmente es un juego. Échate por favor. Hoy no te voy a dibujar. Vas a escribir tu odio en este papel. He tratado de asustarte un poco con un mal intento, lo siento, pero quería desnudar tus sentimientos también. Solo quiero que me regales tu odio y tus malos sentimientos, tu rencor, tu infelicidad, mientras yo cojo estos plumones y me dedico a escribir en tu piel unos versos acerca de cómo... sonreírle a un perro cojo en la vía pública y evitar seguirlo hasta su casa a quedarte a vivir como mascota en su jauría.

No hay comentarios:

Publicar un comentario