Mi lapicero favorito, ahora ya de viejo y a punto de morir, tiene la manía de desarmarse en mi maletín en los momentos más inoportunos. Cuando puede cambia de mecanismos por dentro y los resortes van donde antes no iban (yo pensé que era mi imaginación, o mi mala memoria, pero la experiencia y las malas pasadas que me ha jugado haciéndome buscar piecitas inexistentes por su negativa a funcionar me han hecho probar con las pocas piezas que tiene de todas las formas sabiendo que de alguna tiene que funcionar) Es que mi lapicero favorito es caprichoso, fino, de trazos definidos y fuertes; quizás por eso le perdono esas cosas, son juegos de viejo, cosas que ha aprendido de mí. Antes de conocernos, tenía como favorito a un lapicero de marca, de un metal brillante y con cargas cambiables; sabía que me iba a durar mucho pero (como sucede con las cosas que piensas que durarán mucho) lo presté a un fascineroso que nunca me lo devolvió. Ahora, pensar que este lapicero es único y no puedo recargarlo, me hace sentir que tengo una vida en mi mano derecha que por las noches me ayuda a escribir con prisa algunas frases que en mi mente suenan hermosas, perfectas, pero que se van desvaneciendo a medida que la tinta se desliza en la hoja, y mi lapicero favorito trata de plasmar, no me ha fallado nunca cuando ha comenzado su tarea (a veces sí, solo al inicio nada más; pero debo comprender que por la hora en que lo hago trabajar el clic en su extremo no es suficiente para desperezarlo) Mi lapicero favorito se hizo el preferido de forma casual, una vez lo vi sin hacer nada importante, estaba nuevo en una tacita y sin más lo hice pintar en una hoja, era una idea repentina y no podía desperdiciar tiempo buscando otro en mi maletín. Su desempeño fue impecable, ningún pequeño trazo demás, así que me lo guardé, total, lo habían puesto cerca para mí, no era de nadie y la cosa fue espontánea. Desde entonces hemos garabateado muchas ideas, muchas frases, algunos dibujos, un par de firmas, algunos teléfonos, algunas pocas cartas (ya no está para textos largos, él es más de detalles, de finezas) hemos descrito mundos, y puesto muchos fines con un pequeño movimiento circular de mi muñeca, es un breve movimiento que marca el término del baile, una fugaz pirueta que hace con mi mano que dice con claridad que ya no son necesarias más palabras.
Pero siempre podemos seguir bailando y dando vueltas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario