Un verso
huérfano
se rebela,
quiere cambiar su be por una uve en su verbo
y mostrarse soberbio y contento a su destinataria
Quiere sentirse
una fotografía
echar su vida
y su imagen entera en esa jugosa sala de revelado
y decir que carga consigo un latido de tres compases
Un verso
intrépido
se crispa,
se erizan sus eles, respingan sus emes, y sus tildes se erectan
pasa por el oído, rozando despacio todo su amor susurrado
No quiere saberse
un adorno
ni saberse olvidado.
Sabe que mucho no dicho se queda enterrado en el bledo
aunque haya importado tanto; aunque no haya existido entero
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