9.11.09

Preludio

Sí, últimamente me poso en el teclado. Acaricio un poco la infinidad que desconozco y no logro manejar; y comienzo a enrumbarme por el camino que en mi mente creo ver. En mi cabeza siguen abrazadas mis pasiones, las imágenes. Y presiono sin cesar las letras cuando sé que puedo seguir extrayendo una imagen más de mi mente.

Vaya que luego las repugno, las limpio, las huelo. Sé que he sacado esas letras de sus cuadraditos, del marco de cada una. Y por eso las acaricio.

Además, y sobre todo, he cogido con temor los tubitos verdes de tinta negra por los que se desparrama la lujuria y he tenido miedo de lo que he visto salir de esos entes -los tubitos verdes-.
Poco a poco he aprendido a manejarlos, a extraer grises, a pintar superficies. A dibujar fines, y a escribir caras de personas que tienen historias remotas que flotan en sus ademanes. He boceteado esas historias, y ya no tengo miedo de ponerlas, así sea por pedacitos.

Debería comenzar a coger colores. Y a embarrarme en ellos como en los viejos tiempos. Tal vez embarrar las paredes como en los tiempos no tan viejos. Pero últimamente solo me late lo de presionar botones. Mira como cambian los tiempos.


Dedos

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