24.2.13

La furia de no poder decir, me hace escribir des-pa-ci-to, cada palabra pop-corn que quisiera aventar al público. Quejarme que la vida es una mala película, que me están tocando aventuras muy impropias para un personaje que puede dar más. La furia no tener a quién decir, ni qué decir, me hace sentir un crujir de huesos. Quiero agarrar mis cenizas y garabatear todo con las yemas de los dedos, pero raramente todo sale despacito, y solo puedo dibujar y escribir sinsentidos, es como si tuviera que seleccionar entre tanta cosa destruida en mi interior una palabra o un trazo que parezca entero, para sacarlo de mí y colocarlo en una estructura que se derrumbará y que yo veré caer, y me dolerá esa inconsistencia. Si no puedo jugar ni con mis palabras, y un escupitajo en el suelo perdura más, quizás ni me debería quejar.

2 comentarios:

  1. y si sólo dejas de escribir hasta que se acumulen unas cuantas cosas que propongan resistencia?

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    1. Posiblemente eso hice. Pensé que soltarías las cosas cuando tendría que soltarlas. Pero ese momento no fue el que tenía en mi ideal.

      Seguramente, alguna avería en la maquinaria. Como todos funcionamos diferente, no me queda más que ver qué me pasa.

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