31.7.12

Diez

Las señoras lavan sus ropas en el río. Un niño se acerca y señala un edificio, ¿qué hay ahí mamá? 10 años después, el chico sacia su curiosidad. Desde la azotea del edificio ve el río muy distinto a lo que recordaba. Todo alrededor se ve muy diferente. El alboroto de carros al frente, las pistas, las construcciones, la gente. Un tipo se le acerca y le pide fuego. No tengo encendedor, responde. Luego lo mira bien y le dice, oye ¿tú trabajas en este edificio? El tipo le dice que no, en el del costado, que está acá porque hay un pasadizo que conecta a ambos. Diez horas después los dos están borrachos en un bar. El tipo propone ir a un prostíbulo. No importa, yo invito dice. Rompen una botella al levantarse y la gente aplaude. El chico es apenas 4 años menor, pero siente que el tipo ha vivido más que él y se siente seguro. Han pasado 10 minutos, se ha culeado a una puta. La ve rica. Le dan ganas de decirle que se case con él, que deje su vida de puta. Entonces ocurre en 10 segundos lo que diez meses después lo llevaría a aplastar su cráneo en esas rocas donde su madre restregaba los trapos con los que los vestía, a él y a su hermano. El tipo le toca la puerta, oe cachero ya pe no tengo para otra ronda porseacaso, le grita. El chico se dirige a la puta que se está colocando el sostén y le pide su número de teléfono. Lo siento cariño, no nos dejan. El chico reacciona ofuscado, se le para la pinga de inmediato le agarra el mentón y le dice, aún no termino, chúpamela. La puta se tensa pero no pierde la tranquilidad al contestar. Cariño, sabes que estás en un local con seguridad, y ya acabó tu turno, ¿me vas a pagar más? Tu amigo dice que no te va a poner el polvo. El chico la empuja contra la cama, para que no grite la agarra del cuello. Los diez segundos corren desde acá. Ella boquea, él intenta meter su miembro en la boca de la puta, ella lo intenta morder y de un golpe el chico le rompe el tabique. Se turba, mira la sangre, se sienta con las manos apoyadas en el colchón, al rato la puta entra con dos tipos que lo golpean, ve a varias chicas asomarse, un par de curiosos, al fondo está el tipo que lo llevó. Entonces recuerda cuando un grupo de gente rodeó a su madre y a sus amigas que lavaban la ropa y comenzaron a insultarlos. Era gente como la que salía de ese edificio, piensa el chico, que está tan rígido como el puente sobre el que está parado. Abajo el río avanza ensuciando las piedras, puede verlas cada vez más grandes. De lejos se ve como el chico cae como una lágrima.

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