9.9.11

Rubí I (Desierto de noche)


Rubí tiene ojos agua / calma de playa / solitaria y limpísima. Y una ronquez arrulladora. Se ha ubicado en la orilla de mi pecho, y la he movido porque no quiero algo encima, por ahora. Así que se fue a un rinconcito de la cama y se ha quedado quieta escondiendo las patas y la cola, como un bulto que envuelve en misterio una ternura; observando el relieve accidentado de mi habitación.

Yo digo ¡Miau! Y ella ve mi sonrisa dolorida y se levanta (con mi desgano a cuestas); cualquiera que la ve diría que con desdén, pero es ese garbo silencioso de niña plácida y observadora la que la hace actuar así, alejarse un poquito y ubicarse por los zapatos. Me dan ganas de seguirla, de ser ágil y pequeño y tirarme cerca a los zapatos, de espaldas al suelo, con los pies arriba y ronronearle, y burlarnos de ese olorcillo que tienen mis zapatos tirados al azar. O solo jugar. Pero me quedo echado.

Entonces, ella de un salto aparece de nuevo, se enrosca en el cubrecama y esos ojos grandazos y celestes se van cerrando… como persianas, sus pestañas que me he dado cuenta que tiene… y la playa se va oscureciendo. Su ocaso. He apagado la luz, he prendido mi lámpara de noche.

Así que estoy en una playa / de arena confusa / de colores que mi gata, a medida que cierra los ojos, vuelve más oscuros. El brillo de sus ojos/ su imaginación  relampagueando apaciblemente/ ese mar que me mece. Su anochecer ennegrece mi cuarto en su mente.  Mi cuerpo se ladea acomodándose la sábana, la arena que se mueve y se extiende en un desierto por la pared en una sabana solitaria sin animales y continúa hasta el techo donde está el único oasis, el árbol de sabiduría en forma de bombilla que no me ilumina. Y todo esto es un cuarto de arena que va acumulando tiempo lentamente sobre mis ojos.

Un desierto de noche. Así deben ser esos ojos cerrados, de Rubí, perdida, en esta arena revuelta que poco a poco me va hundiendo en un sueño que no recordaré mañana.

Seguro, como ayer, otra vez me sorprenderé cuando me levante, tire el cubrecama a un lado y se descubra un pelaje blanco / mi gata en pijama / con mi sueño a cuestas.

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